"LAGUNAS DE VILLAFRANCA DE LOS CABALLEROS"

Dia
13 de Agosto Dia 14 de Agosto
Ganador: "LA CAJA
NEGRA"
Ganador: "KORRIENTE ALTERNA"

Contacto: culturavillafranca@yahoo.es
Fierabrás
Gigante citado varias veces en el Quijote, y cuyo verdadero
nombre era "Fier-a-bras" ("el de brazo feroz").
Llevaba en su caballo dos barriles con bálsamo, restos
del que había sido empleado en la sepultura de Jesús
y de los que él se había apoderado en Jerusalén.
En el curso de un combate, perdió los barriles, y uno
de sus enemigos, Oliveros, que pertenecía a los Doce
Pares de Francia, bebió del bálsamo y curó
de sus heridas que eran mortales. Pero Oliveros no se aprovechó
del descubrimiento; al contrario, consideró que ningún
caballero debía competir con aquella ventaja y arrojó
el bálsamo a un río.
Finalmente, Fierabrás fue vencido por Oliveros y se convirtió
al cristianismo. Al ser vencido por Carlomagno el emir Balante,
padre de Fierabrás y señor de las Españas,
el gigante pasó a reinar en España.
De la historia del bálsamo de Fierabrás, bien
conocida por Cervantes, derivó una de las aventuras más
divertidas del Quijote. Gira en torno a la fe del caballero
manchego y a la credulidad de Sancho en el prodigioso bálsamo
(I, 10) y el terrible efecto que en este último tuvo
la sustancia (I, 17). Tiempo después, don Quijote volverá
a insistir en la veracidad de la historia de Fierabrás
(I, 49). (blog.dhistoria.com).-
El bálsamo de Fierabrás
EXTRACTO
«-Todo eso hubiera sido bien excusado -respondió
don Quijote- si me hubiera acordado de hacer una redoma del
bálsamo de Fierabrás, que con solo una gota se
hubiera ahorrado tiempo y medicinas.
-¿Qué redoma y qué bálsamo es ése?
-dijo Sancho Panza.
-Es un bálsamo -respondió don Quijote- del que
tengo la receta en la memoria, con el cual no hay que tener
temor a la muerte, ni hay que pensar en morir de ferida alguna.
Y así, cuando yo le haga y te le dé, no tienes
más que hacer sino que, cuando vieres que en alguna batalla
me han partido por medio del cuerpo (como muchas veces suele
acontecer), bonitamente la parte del cuerpo que hubiere caído
en el suelo, y con mucha sutileza, antes de que la sangre se
yele, la pondrás sobre la otra mitad que quedare en la
silla, advirtiendo de encajarlo igualmente y al justo. Luego
me darás a beber solos dos tragos del bálsamo
que he dicho, y verásme quedar más sano que una
manzana.
-Si eso hay -dijo Panza-, yo renuncio desde aquí al
gobierno de la prometida ínsula, y no quiero otra cosa,
en pago de mis muchos y buenos servicios, sino que vuestra merced
me dé la receta de ese extremado licor; que para mí
tengo que valdrá la onza adondquiera más de a
dos reales, y no he menester yo más para pasar esta vida
honrada y descansadamente. Pero es de saber ahora si tiene mucho
costo el hacerle.
-Con menos de tres reales se pueden hacer tres azumbres -respondió
don Quijote.
-¡Pecador de mí! -replicó Sancho-. ¿Pues
a qué aguarda vuestra merced a hacerle y a enseñármele?
-Calla, amigo -respondió don Quijote-; que mayores secretos
pienso enseñarte y mayores mercedes hacerte; y, por ahora,
curémonos, que la oreja me duele más de lo que
yo quisiera.
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