DIA DE TODOS LOS SANTOS

 

  El mito de DON   JUAN                              GALERIA   DE   FOTOGRAFIAS DEL   DIA   DE   TODOS   LOS   SANTOS
                                                                   
 

   

   El Día de Todos los Santos, se celebra como en todos los sitios, el día 1 de Noviembre. Todos los años el ritual es prácticamente el mismo. Las gentes que viven fuera de la localidad, regresan al pueblo para visitar a sus difuntos. Al igual que los que viven en la población. Los días anteriores  a dicha festividad, los parientes, sobre todo mujeres y jóvenes, se acercan al cementerio, con cubos, útiles de limpieza, escobas, cal, etc, para limpiar las lapidas, enjabegar las paredes, limpiar todo lo que rodea a las sepulturas y dejarlo todo limpio para dicho día. En esta fecha los vendedores ambulantes de flores se acercan para poner sus puestos al lado de la tapia del cementerio, mientras que los vivos que visitan este lugar  llegan con ramos o los compran en los puestos.

    El cementerio se llena de gente, tanto por la mañana como por la tarde, que es cuando se oficia una misa a favor de los difuntos. Unos y otros van de unas sepulturas a otras para visitar donde están enterrados los suyos. Otros pregunta donde está tal tumba. Todo el recinto tiene un olor diferente a la mayor parte de los días del año. Para unos estar este día en el cementerio y poder acercarse a los restos de algún familiar les da felicidad, a otros tristeza y a todos,  les trae recuerdos.

   Hay quien se va fijando en la fecha o edad en que han muerto algunas personas, y comentan ¡que joven era¡, o que este murió de muchos años...

   Otras personas simplemente van a cucharetear...

    Las lapidas de las tumbas se llenan de ramos de flores, como si todo el mundo quisiese competir con todos los demás para ver quien ofrece mas a sus muertos: las mejores y mas grandes ramos de flores, las mejores lapidas o las mas grandes...Unos por que tienen mas dinero que otros, y otros que tienen poco y dan todo lo que poseen...Todos se visten de las mejores galas.

   Entre algunas lapidas alguien llora con el alma a un ser querido.

   Entre otras  lapidas alguien coloca un ramo de flores sobre una tumba de alguien a quien no ha querido jamás. O ha estado enemistada en vida, que para el caso es lo mismo.

  Desde el quejido en silencio del alma de unos, a la hipocresía descarada de otros.

   Pero es el día de los difuntos. Y todos deben estar allí. Es como si se desease que con visitar a los muertos, se quitase el peso de encima de pensar que todos acabaremos en el mismo sitio.

   Hay tumbas de mármol, otras de tierra, algunas de piedra; unas mas grandes y otras de las mínimas dimensiones que dice la ley.

   ...Aunque casi todos coinciden en comentar que morirse es muy caro...

   Con que el que mas, como el que menos, va pagando la sepultura y el funeral poco a poco; mes a mes...hasta la fecha en que muera.

   El ciclo comenzara de nuevo; y otros le irán a visitar a él...Y eso que pensaba no morirse, aunque estuviese pagando el funeral...

   ...Y los únicos que no dicen nada son los cipreses alargados y silenciosos, mientras miran de reojo a los que pasan por su lado...;como diciendo que no por llevar el ramo mas grande, y tener la tumba mas espaciosa dará mas puntos para salvar a un familiar difunto...Que las cuentas las tiene que echar otro...Si las echa...

  Un día 1 de Noviembre, el de Todos los Santos siempre es diferente a todos los demás. Después todos los días del año serán iguales, los difuntos descansaran en paz, sin visitas, ni ramos. Sin tanta algarabía. Los vivos no se acordaran de los muertos. Los cipreses seguirán en silencio alargando cada vez mas su sombra, como intentando tocar a quien pase cerca de él, para recordarle que un día u otro le tocara residir a su lado.

   ...Así es el Día de Todos los Santos.. 

 

EL DÍA DE TODOS LOS SANTOS

análisis antropológico

.Copyright-Copyleft.  Raquel del Coso. Análisis antropológico.

 

En España, una gran parte de nuestras tradiciones son al mismo tiempo tradiciones religiosas y nuestros días festivos en su mayoría son al mismo tiempo celebraciones festivas religiosas. El porqué de todo esto reside en que el catolicismo se ha hecho cultura en nuestra sociedad y como forma parte de nuestra cultura, de nuestras tradiciones, todos los ciudadanos se preparan para celebrar estas celebraciones religiosas populares.

Debido al talante cultural, los comportamientos religiosos populares se transmiten de una generación a otra, por ello los que han nacido en la sociedad que los celebra, sienten y viven estas tradiciones como algo propio, algo que les pertenece, sean creyentes o no.

El antropólogo S. Rodríguez Becerra dice “ los rituales religiosos, como todos los rituales, son polisémicos, y no sólo comunican mensajes relacionados con lo sobrenatural, sino también con lo económico, lo social, lo lúdico, lo étnico, la identidad cultural y todo el sistema cultural”.

Las ciencias sociales, entre ellas la antropología no pueden partir del dato de la fe revelada como la teología, aunque con esto no quiere decir que lo nieguen. Los comportamientos religiosos populares, por tratarse de hechos sociales, desempeñan toda una serie de funciones que difieren de las puramente religiosas. Desde el punto de referencia de una sociedad rural o tradicional su función principal es la de ser un elemento de cohesión social del grupo. El grupo se reencuentra a sí mismo en estas celebraciones cíclicas. Otra función seria la que va unida a la dimensión festiva de todas las celebraciones religiosas populares, si no hubiese celebración religiosa tampoco existiría en bastantes casos la fiesta profana. La fiesta es la descomposición de la racionalidad establecida. El exceso de comer, beber, bailar rompe con las pautas cotidianas de comportamiento. Otra dimensión sería su enorme carga simbólica. Las celebraciones religiosas populares impregnan todo un universo simbólico de la comunidad. Esto provoca un hondo sentimiento de integración, auto identificación y sentido. La fiesta es un importante agente de socialización.

En las sociedades urbanas la religión no es un elemento de cohesión social, porque son sociedades que han alcanzado un alto grado de experimentación y la religión deja de ser el único recurso teórico explicativo de la realidad. Tampoco la dimensión festiva goza de las funciones que posee en las sociedades rurales. Son fiestas programadas y controladas y tienen una nueva función que es la de liberar de la rutina del trabajo.

Las fiestas actualmente son para el enriquecimiento de los comerciantes que se convierten en unos de sus más entusiastas patrocinadores. Hoy en día, para la hostelería y el comercio las celebraciones festivas religiosas son una importante fuente de ingresos.

Lo que llamamos sociedad de consumo esta en estrecha relación con todo este montaje económico existente alrededor de los días religiosos festivos

 

1 Y 2 DE NOVIEMBRE: LAS FESTIVIDADES DE "TODOS LOS SANTOS" Y "DIFUNTOS"

En España es tradición, desde tiempos remotos, visitar a los familiares muertos, adornando y engalanando sus lápidas con flores, acudiendo así en una peregrinación anual al cementerio. Se celebra el día 2 de noviembre, que hasta hace muy poco, era festivo. En todas las iglesias se ofician misas en memoria de estos seres queridos que sirven para acortar los supuestos años de purgatorio en el más allá. Muy ligada a esta festividad está la del día anterior, no sólo por su proximidad en el tiempo, sino por su significado; el 1º de noviembre es el día de "Todos los Santos".

¿Cuál es el origen de esta festividad, en principio católica?

Para algunos el creador de la fiesta de "Todos los Santos" fue Alcuino de York, en el siglo VIII. Es en el año 798 cuando Alcuino escribe y felicita al arzobispo de Salzburgo por fijar esta festividad dentro de las calendas romanas de noviembre, tal y como él le sugirió. Pero para otros, entre ellos la propia Iglesia católica, creen que nace en la decisión del Papa Bonifacio IV que el 13 de Mayo del 609 o 610, consagró el "Panteón de Agripa" al culto de la "Virgen y los mártires", comenzando así una fiesta para conmemorar a esos santos anónimos, desconocidos por la mayoría de la cristiandad, pero que por su fe y obras, son dignos de reconocimiento y veneración por toda la humanidad.

Es el Papa Gregorio III (731-741) el que cambia la fecha del 13 de mayo a la del 1º de noviembre.

Pero, ¿por qué este cambio?. La respuesta la tenemos en la conversión al cristianismo de los pueblos de tradición pagana. Ellos se negaban a abandonar sus raíces y fiestas. Los dirigentes católicos pensaron que instaurando fiestas nuevas, que coincidieran en fecha y de similar apariencia doctrinal, con las antiguas o propias de estos pueblos, les sería más fácil a estos nuevos creyentes ir abandonando sus antiguas creencias, sin que esto supusiera desechar su cultura e identidad.

La víspera del 1 de noviembre coincidía con una festividad, pagana, celta, la del "Samhein", fiesta que marcaba el final del verano y de las cosechas para pasar a los días de frío y de oscuridad. En esa noche se creía que el dios de la muerte hacía volver a los muertos, permitiendo comunicarse así con sus antepasados. También esta práctica era habitual en el pueblo romano, pues el 21 de febrero celebraban la fiesta de "Feralia" ayudando con sus oraciones a la paz y el descanso de sus difuntos.

Desde el siglo IV la Iglesia de Siria consagraba un día a festejar a todos los mártires. Tres siglos más tarde el Papa Bonifacio IV (615) transformó un panteón romano en un templo cristiano y lo dedicó a "Todos los Santos". La fiesta en honor de Todos los Santos se celebraba inicialmente en mayo, pero el Papa Gregorio III (741) cambió la fecha al 1 de noviembre. 
Por otro lado, en el año 998, San Odilón, abad del Monasterio de Cluny, en el sur de Francia, añadió la celebración del 2 de noviembre como fiesta para orar por las almas de los fieles que habían fallecido, por lo que fue llamada Fiesta de los "Fieles Difuntos".

Estas fechas se celebran en España con unas características especiales. Durante los días que las preceden los familiares de los difuntos realizan frecuentes visitas a los cementerios con objeto de limpiar a fondo las losas de las sepulturas de sus allegados y adornarlas con todo tipo de flores, entre las que destacan los crisantemos.

La visita a los cementerios se realiza el 1 de noviembre. Si el óbito se ha producido recientemente, la estancia de los familiares en el camposanto será más larga, su número será mayor y las oraciones dedicadas a los muertos más prolongadas. En cualquier caso, no puede decirse que sea un hábito generalizado, pues la población que visita los cementerios suele ser la de mayor edad. Muchos españoles sienten una profunda aversión ante cualquier situación relacionada con la muerte y optan por ignorarla, tal vez con la esperanza de que esa actitud consiga alejarla de sus vidas.

En una nota menos macabra y más gastronómica conviene señalar que es habitual consumir ciertos dulces característicos de esta época del año: huesos de santo y buñuelos de viento. Los primeros se confeccionan a base de mazapán en la parte externa y están rellenos de crema, chocolate, yema, boniato, etc. Los buñuelos son frituras confeccionadas a base de aceite de oliva y harina que tienen forma de bola y están rellenos de crema.
 

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